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CAMPAÑA MISIÓN CLARETIANA

Misión Claretiana
Septiembre 2024

La palabra de Dios como fuente de 

nuestra vida misionera

Misión Claretiana Agosto 2024

jóvenes de misión al estilo de Jesús.

Misión Claretiana Julio 2024

Un fuego que ardió, que arde y que arderá

MISIONES CLARETIANAS

Oración por la Misión Claretiana


Padre santo,
Tú llamaste a Antonio María Claret a seguir a tu Hijo,
y él, urgido por su amor,
entregó totalmente su vida a la lucha por su Causa: el Reino.


Despierta en nosotros su espíritu evangelizador
para captar lo más urgente, oportuno y eficaz
y realizar la misión de propagar la fe, dóciles al Espíritu,
y obedientes a tu voluntad.


Animados, como Claret, por la fuerza de tu Espíritu,
también nosotros queremos optar por la Causa del Reino
y aceptar los riesgos de la denuncia y el compromiso profético
que comporta nuestra misión evangelizadora.


Queremos solidarizarnos y compartir las angustias,
las privaciones y las esperanzas de los hombres
a los que somos enviados.


Y, a la vez que confesamos que tu Hijo está vivo entre los hombres,
queremos trabajar por acabar con la incredulidad, el odio, la injusticia,
la mentira, la opresión, el dolor, la soledad, el hambre, la ignorancia
y tantas otras urgencias de amor que son urgencias del Reino.


Te lo pedimos por tu hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

Oración Apostólica

 


¡Dios mío y Padre mío!
Que te conozca y te haga conocer;
que te ame y te haga amar;
que te sirva y te haga servir;
que te alabe y te haga alabar de todas las criaturas
Dame, Padre mío, que todos los pecadores se conviertan,
que todos los justos perseveren en gracia
y todos consigamos la eterna gloria.
Amén.

LA MISIÓN

REVISTA DE LOS MISIONEROS CLARETIANOS DE LA PROVINCIA DE CENTROAMÉRICA

Oración de los Fieles

Con la alegría de ser enviados por el Espíritu de Jesús para anunciar su Reino, compartiendo
las esperanzas y los gozos de los hombres, pedimos al Señor Jesús la fortaleza para realizar
nuestra misión, suplicándole:


1.- Señor, conscientes de que la evangelización es nuestro servicio al hombre, al mundo, a la
Iglesia y a la construcción del Reino,
- concédenos acrecentar nuestra evangelización misionera "al estilo de los Apóstoles"
atendiendo a "lo más urgente, oportuno y eficaz".


2.- Señor, el dinamismo de tu encarnación entre los hombres exige de nosotros una
evangelización inculturada,
- que tengamos el corazón y la mente abiertos al pueblo que debemos servir, para ser capaces
de transmitir el mensaje evangélico desde sus propios valores culturales.


3.- Señor, nuestra Congregación está presente en regiones donde tantísimos desequilibrios e
injusticias destruyen la dignidad del hombre,
- que optemos por una evangelización profética y liberadora y con nuestra vida y palabra
llevemos la luz del Evangelio con todo su contenido de anuncio de salvación.


4.- Señor, que hiciste de San Antonio María Claret un hombre que percibió y anunció el
designio de salvación en las concretas situaciones de su tiempo,
- ayúdanos a ser signo y fuerza liberadora de toda esclavitud que impida al hombre ser
persona en comunión con Dios y los demás.


5.- Señor, con la Iglesia de nuestro tiempo, hemos tomado conciencia nueva de que los
pobres son los primeros destinatarios de tu misión,
- te pedimos que, en fidelidad a tu seguimiento y a la Iglesia, nuestra evangelización sea
siempre desde la perspectiva de los pobres y necesitados.


6.- Señor, ya que esta preferencia por los pobres, exige revisar nuestros criterios, actitudes,
estructuras y sobre todo nuestro modo de vida,
- ábrenos a tu llamada insistente a la conversión de mentalidad y de comportamientos.


7.- Señor, la urgencia de la evangelización en la Iglesia de hoy, nos exige actualizar la
sensibilidad que tuvo Claret por la promoción de evangelizadores,
- que nuestra evangelización sea multiplicadora de líderes evangelizadores: sacerdotes,
religiosos y laicos.


Oremos
Señor Jesús, que por amor a los hombres oraste por la fe de tus discípulos, intercediste por los
pecadores, y te compadeciste de toda miseria humana: acoge las súplicas que elevamos a ti en
favor de la Iglesia, atiende nuestras oraciones por la vida del mundo. Y admítenos a todos en
el gozo del Reino eterno, donde vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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